martes, 8 de mayo de 2018

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y EL REALISMO MÁGICO: "CIEN AÑOS DE SOLEDAD"


Gabriel García Márquez (Aracataca (Colombia) 1928- Ciudad de México 2014) y Cien años de soledad se sitúan en la primera línea del llamado “boom”: a él se debe, en buena parte, la atención que la crítica mundial había de prestar a la novela de Hispanoamérica. 

García Márquez posee, por encima de todo, el “don de contar”. Inicialmente, de 1955 a 1962, fue simultaneando su labor de periodista con la publicación de algunas novelas cortas y cuentos: La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, Los funerales de la Mama grande… Eran ya relatos espléndidos en los que se anticipan temas y personajes situados en el pueblo imaginario de Macondo que más adelante desarrollará en Cien años de soledad.
La aparición de Cien años de soledad (1967) constituye uno de los magnos acontecimientos de la novela en lengua castellana. Los variadísimos episodios de la novela –perfectamente hilvanados- cuentan la historia de una familia, los Buendía, y del mundo que la rodea. La obra es una grandiosa síntesis de todos los elementos que se han dado en la narrativa americana: la naturaleza, los problemas sociales y políticos, las realidades humanas más elementales; pero, a la vez, todo ello aparece traspasado por fuerzas sobrenaturales, por vientos mágicos. 
En ella presenta la creación, desarrollo y decadencia de Macondo (pueblo mítico donde convive lo mágico, lo milagroso, lo fantástico y lo real), vista a través de siete generaciones, que sufren soledad, incluso después de muertos. Son los Buendía y los que les rodean. En este relato se sintetizan múltiples temas de la novela hispanoamericana. Macondo atravesará todas las vicisitudes de Colombia a lo largo de un siglo. Además en el relato se pueden observar abundantes situaciones sociales y psicológicas, como son el machismo, el matriarcado, la incapacidad de amar, etc. También aparecerán, entre otros, el tema religioso y el poder de la naturaleza.

Argumento: José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región de que su descendencia podía tener cola de cerdo. En una pelea de gallos en la que resultó muerto el animal de Prudencio Aguilar, éste, enardecido por la derrota, le gritó a José Arcadio Buendía, dueño del vencedor: «A ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer», ya que la gente del pueblo sospechaba que José Arcadio y Úrsula no habían tenido relaciones en un año de matrimonio (por el miedo de Úrsula de que la descendencia naciera con cola de cerdo). Así fue como José Arcadio Buendía reta en duelo a Prudencio, en el que José Arcadio lo mata al atravesarle la garganta con una lanza. Sin embargo, su fantasma lo atormenta apareciéndose repetidas veces en su casa lavándose la herida mortal con un tapón de esparto. Así es como José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán deciden irse a la sierra. En medio del camino José Arcadio Buendía tiene un sueño en que se le aparecen construcciones con paredes de espejo y, preguntando su nombre, le responden "Macondo". Así, despierto del sueño, decide detener la caravana, hacer un claro en la selva y habitar ahí.
El pueblo es fundado por diversas familias conducidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las siguientes generaciones). José Arcadio Buendía, el fundador, es la persona que lidera e investiga con las novedades que traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades, quien muere en variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y termina su vida atado al castaño hasta donde llega el fantasma de su antiguo enemigo Prudencio Aguilar, (al que le había dado muerte con una lanza en el cuello antes de fundar Macondo) con el que dialoga. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive durante más de cien años cuidando de la familia y del hogar.
El pueblo poco a poco va aumentando y con este crecimiento llegan habitantes del otro lado de la ciénaga. Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo. Inexplicablemente llega Rebeca, a quienes los Buendía adoptan como hija. Por desgracia, llegan también con ella la peste del insomnio y la peste del olvido causada por el insomnio. La pérdida de la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio Buendia comienza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Un día, regresa Melquíades de la muerte con una bebida para restablecer la memoria que surte efecto inmediatamente, y en agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. En esos momentos escribe unos pergaminos que sólo podrían ser descifrados cien años después.
Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía (segundo hijo de José Arcadio Buendía), a luchar contra el régimen conservador. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e hijo de Pilar Ternera y José Arcadio, el primer hijo de José Arcadio Buendía) es designado por su tío jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador, quien es fusilado cuando el conservadurismo retoma el poder.
La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que, fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela. Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive. Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller, al terminar cierta cantidad, volvía a fundir los pescaditos en oro, volviendo a empezar desde cero en ciclo interminable.
Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la cual genera un gran desarrollo, ya que con el tren, llegan también el telégrafo, el gramófono y el cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que protestan son asesinados y arrojados al mar.
Después de la Masacre de los Trabajadores del Banano, el pueblo es asediado por las lluvias que se prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía (inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los pergaminos de Melquíades que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan, Úrsula muere y Macondo queda desolado.
La familia se ve reducida y en Macondo ya no se acuerdan de los Buendía; Aureliano se dedica a descifrar los pergaminos de Melquíades en el laboratorio, hasta que regresa de Bruselas su tía Amaranta Úrsula, con quien tiene un romance. De este, Amaranta Úrsula queda embarazada y tiene un niño que al nacer se descubre con cola de cerdo; ella muere desangrada después del parto. Aureliano Babilonia, desesperado, sale al pueblo llamando de puerta en puerta, pero Macondo ahora es un pueblo abandonado y solo encuentra a un cantinero que le ofrece aguardiente, quedándose dormido. Al despertar se acuerda del niño recién nacido y corre a buscarlo, pero a su llegada encuentra que se lo están comiendo las hormigas.

Aureliano recuerda que esto estaba predicho en los pergaminos de Melquíades. Con vientos huracanados asediando Macondo y el lugar en el que estaba presente, termina de descifrar la historia de los Buendía que ya estaba allí escrita con anticipación, encontrando que al terminar de leerlos, finalizaría su propia historia y con él, la historia de Macondo, el cual sería arrasado por el viento y borrado de cualquier memoria humana... «porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra».

Estructura: La novela se presenta dividida en veinte secuencias narrativas que carecen de título e incluso de numeración.
Si bien es cierto que los frecuentes saltos hacia atrás y hacia adelante caracterizan la técnica narrativa de Cien años de soledad, hay que decir que tales retrospecciones y anticipaciones se producen principalmente en el interior de cada secuencia; los distintos capítulos refieren los sucesos en orden cronológico, y pueden agruparse atendiendo a los acontecimientos de fondo que marcan la vida de la aldea y al protagonismo que adquieren ciertos personajes o generaciones.
Un primer bloque correspondería a los capítulos 1-5, en los que se narra tanto la fundación de Macondo como la edénica y mágica cotidianeidad de su primera época; los personajes más señalados son los fundadores, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, aunque también conoceremos la infancia y juventud de sus descendientes, que forman la segunda generación de los Buendía.
Uno de los hijos de José Arcadio y Úrsula, el coronel Aureliano Buendía, es el principal protagonista del segundo bloque (capítulos 6-9), en el que la vida apacible de la aldea se ve alterada por las vicisitudes de las guerras civiles que durante casi veinte años asolan el país.
Finalizada la guerra, con la llegada a la población de la compañía bananera se inicia una nueva etapa en el devenir de Macondo (capítulos 10-15), en la que la prosperidad se acompaña de una creciente conflictividad social que desemboca en una sangrienta represión. Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo, miembros ya de la cuarta generación, son los principales personajes de este bloque, aunque no llegan a desempeñar un papel crucial en los sucesos.
Un diluvio bíblico separa la tercera parte de la última (capítulos 16-20), que relata la decadencia y destrucción de Macondo y el final de la estirpe. Los últimos Buendía, pertenecientes a la quinta y a la sexta generación, malviven en un pueblo en ruinas hasta que la estirpe se extingue en un vástago con cola de cerdo, hijo de Amaranta Úrsula y Aureliano Babilonia. Este último logra descifrar las profecías que el gitano Melquíades había dejado escritas sobre Macondo; el anuncio de su destrucción se cumple en el mismo momento de su lectura.

Temas: Soledad.  Al principio, el único contacto que tiene Macondo con el mundo exterior es a través de las visitas periódicas de un grupo de gitanos.
Los Buendía también padecen la soledad. Por ejemplo, José Arcadio muere solo atado a un árbol. Su hijo, el coronel Aureliano Buendía, se encierra en su taller para dedicarse a fabricar pescaditos de oro tras terminar la guerra y fracasar en su intento de suicidarse. Al final de la novela, se mueren la esposa y el hijo recién nacido de Aureliano Buendía, el último miembro de la familia, y éste se queda solo en Macondo, que ya es un pueblo abandonado.
Guerra y violencia. Abundan los ejemplos. Al principio de la historia José Arcadio decide abandonar Riohacha por haber matado a Prudencio Aguilar después de una pelea de gallos.
La guerra civil también deja su impronta en la historia y el coronel Aureliano Buendía dirige un ejército de resistencia cuando ésta estalla. De hecho, la novela comienza con el coronel frente al pelotón de fusilamiento. El nieto de José Arcadio es designado jefe civil y militar de Macondo durante la guerra, pero se transforma en un dictador cruel y es fusilado. El episodio más violento de Cien años de soledad es la masacre de trabajadores durante la huelga de la compañía bananera.
Progreso. La novela no sólo traza la historia de los Buendía sino también de Macondo --desde sus inicios como pueblo remoto con habitantes aislados y fascinados por los inventos que les traen los gitanos a una ciudad moderna con tren, cine y compañías grandes y extranjeras, como la bananera--. Aun así, los habitantes de Macondo desconfían en un principio de los nuevos avances tecnológicos como el gramófono, el teléfono y el cine. 
Incesto. Este tema aparece al comienzo de la novela cuando Úrsula teme consumar su matrimonio con José Arcadio porque son primos. Vuelve a surgir en varias ocasiones.
Su hijo, también llamado José Aracadio, se casa con Rebeca, la hija adoptiva de la familia, que en realidad no es su hermana, sino es una prima lejana. Otro ejemplo es la relación entre Amaranta Úrsula y Aureliano, su sobrino, aunque desconocen su parentesco.
Referencias históricas. Hay claros paralelismos entre episodios de Cien años de soledad y la historia de Colombia. Un ejemplo viene del coronel Aureliano Buendía quien lucha en 32 guerras civiles, pero la ficción no se aleja demasiado de la verdad, ya que las guerras civiles fueron constantes en Colombia durante el siglo XIX. De hecho, el abuelo de García Márquez participó como coronel en la guerra civil de los Mil Días (1899-1902).
Otro ejemplo es la masacre de huelguistas. En efecto, en 1928 el ejército colombiano fusiló a un número aún debatido de trabajadores en huelga de la United Fruit Co.
Utopía. José Arcadio y Úrsula buscan escaparse del fantasma de Prudencio Aguilar por lo que dejan atrás a Riohacha y deciden fundar Macondo con otras familias. Carlos Fuentes compara la fundación de Macondo con la colonialización de las Américas: "Uno de los aspectos extraordinarios de la novela de García Márquez es que su estructura corresponde a la de esa historicidad profunda de América Española: la tensión entre Utopía, Epopeya y Mito. El Nuevo Mundo fue concebido como la Utopía. Al perder la ilusión geocéntrica, destruida por Copérnico, Europa necesitaba crear un espacio nuevo que confirmase la extensión del mundo conocido. [...] La fundación de Macondo es la fundación de la Utopía".
Presagios. Los augurios juegan un papel importante en la obra, y los personajes los toman muy en serio. Al comienzo de la novela, José Arcadio sueña con Macondo y el día siguiente decide fundar la aldea allí mismo donde se despertó. Mientras tanto, su esposa Úrsula teme tener hijos con él por el presagio de que nacerán con cola de cerdo. Este presagio no se cumple hasta la última generación de los Buendía cuando el hijo de Amaranta Úrsula y Aureliano nace con cola de cerdo. Al terminar la obra, Aureliano descifra los pergaminos y descubre que en ellos Melquíades había pronosticado toda la historia de los Buendía.

En 1972  publica la colección de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada  y en 1975 El otoño del patriarca, una novela experimental sobre un supuesto dictador americano. En ella utiliza largos párrafos con escasos puntos seguidos o aparte en los que logra entrelazar distintos puntos de vista narrativos; una especie de monólogo múltiple en el que intervienen varias voces sin identificarse.
En 1981 aparece Crónica de una muerte anunciada. 
Y en 1985 El amor en los tiempos de cólera, en ella, Florentino Ariza se enamora de Fermina Daza y la corteja desde su adolescencia, pero las diferencias sociales y de carácter los separan. Fermina contrae matrimonio con el doctor Juvenal Urbino, mientras que Florentino espera el momento indicado para estar con su amor que ha estado esperando durante cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.
Las obras posteriores no alcanzarán nivel de las anteriormente citadas, pero serán recibidas por el público con uno interés.
El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994), Noticia de un secuestro (1997) un reportaje novelado sobre el secuestro de importantes personalidades colombianas por el narcoterroriamo, Vivir para contarla (2002), que son sus memorias, y Memoria de mis putas tristes (2004).

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