(Luchan.
El Hombre 2.° empuja al Hombre 3.° y desaparecen por el lado opuesto. El muro
se abre y aparece el sepulcro de Julieta en Verona. Decoración realista.
Rosales y yedras. Luna. Julieta está tendida en el sepulcro. Viste un traje
blanco de ópera. Lleva al aire sus dos senos de celuloide rosado.)
Lee el fragmento siguiente:
Lee el fragmento siguiente:
JULIETA.
(Saltando del sepulcro.) Por favor. No he tropezado con una amiga en todo el
tiempo, a pesar de haber cruzado más de tres mil arcos vacíos. Un poco de
ayuda, por favor. Un poco de ayuda y un mar de sueño. (Canta.)
Un
mar de sueño.
Un
mar de tierra blanca
y
los arcos vacíos por el cielo.
Mi
cola por las naves, por las algas.
Mi
cola por el tiempo.
Un
mar de tiempo.
Playa
de los gusanos leñadores
y
delfín de cristal por los cerezos.
¡Oh
puro amianto de final! ¡Oh ruina!
¡Oh
soledad sin arco! ¡Mar de sueño!
(Un
tumulto de espadas y voces surge al fondo de la escena.)
JULIETA.
Cada vez más gente. Acabarán por invadir mi sepulcro y ocupar mi propia cama. A
mí no me importan las discusiones sobre el amor ni el teatro. Yo lo que quiero
es amar.
CABALLO
BLANCO I.° (Apareciendo. Trae una espada en la mano.) ¡Amar!
JULIETA.
Sí. Con amor que dura sólo un momento.
CABALLO
BLANCO I.° Te he esperado en el jardín.
JULIETA.
Dirás en el sepulcro.
CABALLO
BLANCO I.° Sigues tan loca como siempre. Julieta, ¿cuándo podrás darte cuenta
de la perfección de un día? Un día con mañana y con tarde.
JULIETA.
Y con noche.
CABALLO
BLANCO I.° La noche no es el día. Y en un día lograrás quitarte la angustia y
ahuyentar las impasibles paredes de mármol.
JULIETA.
¿Cómo?
CABALLO
BLANCO I.° Monta en mi grupa.
JULIETA.
¿Para qué?
CABALLO
BLANCO I.° (Acercándose.) Para llevarte.
JULIETA.
¿Dónde?
CABALLO
BLANCO I.° A lo oscuro. En lo oscuro hay ramas suaves. El cementerio de las
alas tiene mil superficies de espesor.
JULIETA.
(Temblando.) ¿Y qué me darás allí?
CABALLO
BLANCO I.° Te daré lo más callado de lo oscuro.
JULIETA.
¿El día?
CABALLO
BLANCO I.° El musgo sin luz. El tacto que devora pequeños mundos con las yemas
de los dedos.
JULIETA.
¿Eras tú el que ibas a enseñarme la perfección de un día?
CABALLO
BLANCO I.° Para pasarte a la noche.
JULIETA.
(Furiosa.) ¿Y qué tengo yo, caballo idiota, que ver con la noche? ¿Qué tengo yo
que aprender de sus estrellas o de sus borrachos? Será preciso que use veneno
de rata para librarme de gente molesta. Pero yo no quiero matar a las ratas.
Ellas traen para mí pequeños pianos y escobillas de laca.
CABALLO
BLANCO I.° Julieta, la noche no es un momento, pero un momento puede durar toda
la noche.
JULIETA.
(Llorando.) Basta. No quiero oírte más. ¿Para qué quieres llevarme? Es el
engaño la palabra del amor, el espejo roto, el paso en el agua. Después me
dejarías en el sepulcro otra vez, como todos hacen tratando de convencer a los
que escuchan de que el verdadero amor es imposible. Ya estoy cansada. Y me
levanto a pedir auxilio para arrojar de mi sepulcro a los que teorizan sobre mi
corazón y a los que me abren la boca con pequeñas pinzas de mármol.
CABALLO
BLANCO I.° El día es un fantasma que se sienta.
JULIETA.
Pero yo he conocido mujeres muertas por el sol.
CABALLO
BLANCO I.° Comprende bien: un solo día para amar todas las noches.
JULIETA.
¡Lo de todos! ¡Lo de todos! Lo de los hombres, lo de los árboles, lo de los
caballos. Todo lo que quieres enseñarme lo conozco perfectamente. La luna
empuja de modo suave las casas deshabitadas, provoca la caída de las columnas y
ofrece a los gusanos diminutas antorchas para entrar en el interior de las
cerezas. La luna lleva a las alcobas las caretas de la meningitis, llena de
agua fría los vientres de las embarazadas, y apenas me descuido arroja puñados
de hierba sobre mis hombros. No me mires, caballo, con ese deseo que tan bien
conozco. Cuando era muy pequeña, yo veía en Verona a las hermosas vacas pacer
en los prados. Luego las veía pintadas en mis libros, pero las recordaba
siempre al pasar por las carnicerías.
CABALLO
BLANCO I.° Amor que sólo dura un momento.
JULIETA.
Sí, un minuto; y Julieta, viva, alegrísima, libre del punzante enjambre de
lupas. Julieta en el comienzo, Julieta a la orilla de la ciudad.
(El
tumulto de votes y espadas vuelve a surgir en el fondo de la escena.)
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