miércoles, 22 de febrero de 2017

OTRO FRAGMENTO DE "LA CASA DE BERNARDA ALBA"

(Sale Poncia)
PONCIA. Aquí está.
BERNARDA. ¿Dónde lo has encontrado?
PONCIA. Estaba...
BERNARDA. Dilo sin temor.
PONCIA. (Extrañada) Entre las sábanas de la cama de Martirio.
BERNARDA. (A Martirio) ¿Es verdad?
MARTIRIO. ¡Es verdad!

BERNARDA.  (Avanzando  y  golpeándola  con  el  bastón)  ¡Mala  puñalada  te  den,  mosca muerta! ¡Sembradura de vidrios!
MARTIRIO. (Fiera) ¡No me pegue usted, madre!
BERNARDA. ¡Todo lo que quiera!
MARTIRIO. ¡Si yo la dejo! ¿Lo oye?¡Retírese usted!
PONCIA. No faltes a tu madre.
ANGUSTIAS. (Cogiendo a Bernarda) ¡Déjela, por favor!
BERNARDA. Ni lágrimas te quedan en esos ojos.
MARTIRIO. No voy a llorar para darle gusto.
BERNARDA. ¿Por qué has cogido el retrato?
MARTIRIO. ¿Es que no puedo yo gastar una broma a mi hermana? ¡Para qué otra cosa lo iba a querer!
ADELA.  (Saltando llena de celos)  No  ha  sido  broma,  que  tú  no  has  gustado  jamás  de juegos,  ha  sido  otra  cosa  que  te  reventaba  en  el  pecho  por  querer  salir.  Dilo  ya claramente. MARTIRIO. ¡Calla y no me hagas hablar, que si hablo se van a juntar las paredes unas con otras de vergüenza!
ADELA. ¡La mala lengua no tiene fin para inventar!
BERNARDA. ¡Adela!
MAGDALENA. Estáis locas.
AMELIA. Y nos apedreáis con malos pensamientos.
MARTIRIO. ¡Otras hacen cosas más malas!
ADELA. Hasta que se pongan en cueros de una vez y se las lleve el río.
BERNARDA. ¡Perversa!
ANGUSTIAS. Yo no tengo la culpa de que Pepe el Romano se haya fijado en mí.
ADELA. ¡Por tus dineros!
ANGUSTIAS. ¡Madre!
BERNARDA. ¡Silencio!
MARTIRIO. ¡Por tus marjales y tus arboledas!
MAGDALENA. ¡Eso es lo justo!
BERNARDA. ¡Silencio digo! Yo veía la tormenta venir, pero no creía que estallara tan pronto. ¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! Pero todavía no soy anciana  y  tengo cinco  cadenas  para  vosotras  y  esta casa  levantada  por  mi  padre  para que ni las hierbas se enteren de mi desolación.¡Fuera de aquí! (Salen. Bernarda reacciona, da un golpe en el suelo y dice:) ¡Tendré que sentarles la mano!
                                                    FEDERICO GARCÍA LORCA:La casa de Bernarda Alba.

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