PONCIA. Aquí está.
BERNARDA. ¿Dónde lo has encontrado?
PONCIA. Estaba...
BERNARDA. Dilo sin temor.
PONCIA. (Extrañada) Entre las sábanas de la cama de Martirio.
BERNARDA. (A Martirio) ¿Es verdad?
MARTIRIO. ¡Es verdad!
BERNARDA. (Avanzando y golpeándola con el bastón) ¡Mala puñalada te den, mosca muerta! ¡Sembradura de vidrios!
MARTIRIO. (Fiera) ¡No me pegue usted, madre!
BERNARDA. ¡Todo lo que quiera!
MARTIRIO. ¡Si yo la dejo! ¿Lo oye?¡Retírese usted!
PONCIA. No faltes a tu madre.
ANGUSTIAS. (Cogiendo a Bernarda) ¡Déjela, por favor!
BERNARDA. Ni lágrimas te quedan en esos ojos.
MARTIRIO. No voy a llorar para darle gusto.
BERNARDA. ¿Por qué has cogido el retrato?
MARTIRIO. ¿Es que no puedo yo gastar una broma a mi hermana? ¡Para qué otra cosa lo iba a querer!
ADELA. (Saltando llena de celos) No ha sido broma, que tú no has gustado jamás de juegos, ha sido otra cosa que te reventaba en el pecho por querer salir. Dilo ya claramente. MARTIRIO. ¡Calla y no me hagas hablar, que si hablo se van a juntar las paredes unas con otras de vergüenza!
ADELA. ¡La mala lengua no tiene fin para inventar!
BERNARDA. ¡Adela!
MAGDALENA. Estáis locas.
AMELIA. Y nos apedreáis con malos pensamientos.
MARTIRIO. ¡Otras hacen cosas más malas!
ADELA. Hasta que se pongan en cueros de una vez y se las lleve el río.
BERNARDA. ¡Perversa!
ANGUSTIAS. Yo no tengo la culpa de que Pepe el Romano se haya fijado en mí.
ADELA. ¡Por tus dineros!
ANGUSTIAS. ¡Madre!
BERNARDA. ¡Silencio!
MARTIRIO. ¡Por tus marjales y tus arboledas!
MAGDALENA. ¡Eso es lo justo!
BERNARDA. ¡Silencio digo! Yo veía la tormenta venir, pero no creía que estallara tan pronto. ¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! Pero todavía no soy anciana y tengo cinco cadenas para vosotras y esta casa levantada por mi padre para que ni las hierbas se enteren de mi desolación.¡Fuera de aquí! (Salen. Bernarda reacciona, da un golpe en el suelo y dice:) ¡Tendré que sentarles la mano!
FEDERICO GARCÍA LORCA:La casa de Bernarda Alba.
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