miércoles, 25 de octubre de 2017

COMENTARIO DE UN TEXTO NARRATIVO



Su vida era activa, y no contemplativa, huyendo cuanto podía de no tener nada que hacer. Cuando oía eso de que la ociosidad es la madre de todos los vicios, contestaba: «Y del peor de todos, que es el pensar ocioso». Y como yo le preguntara una vez qué es lo que con eso quería decir, me contestó: «Pensar ocioso es pensar para no hacer nada o pensar demasiado en lo que se ha hecho y no en lo que hay que hacer. A lo hecho pecho, y a otra cosa, que no hay peor que remordimiento sin enmienda». ¡Hacer!, ¡hacer!
Bien comprendí yo ya desde entonces que don Manuel huía de pensar ocioso y a solas, que algún pensamiento le perseguía.

Así es que estaba siempre ocupado, y no pocas veces en inventar ocupaciones. Escribía muy poco para sí, de tal modo que apenas nos ha dejado escritos o notas; mas, en cambio, hacía de memorialista para los demás, y a las madres, sobre todo, les redactaba las cartas para sus hijos ausentes.
Trabajaba también manualmente, ayudando con sus brazos a ciertas labores del pueblo. En la temporada de trilla íbase a la era a trillar y aventar, y en tanto aleccionaba o distraía a los labradores, a quienes ayudaba en estas faenas. Sustituía a las veces a algún enfermo en su tarea. Un día del más crudo invierno se encontró con un niño, muertito de frío, a quien su padre le enviaba a recoger una res a larga distancia, en el monte.
-Mira -le dijo al niño-, vuélvete a casa a calentarte, y dile a tu padre que yo voy a hacer el encargo.



                                                                     De “San Manuel Bueno, mártir” de Miguel de Unamuno.

Comentario del texto anterior teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
      a) Tema y resumen.
      b) Estructura externa e interna.
      c) Comentario propiamente dicho.


1.- TEMA.

El tema es de carácter existencial.

La idea principal de este texto es la dicotomía u oposición entre la acción y la reflexión, en el sentido de que la acción evita reflexionar y, sobre todo, evita la reflexión inútil.

- En relación con la obra, está en relación con la falta de fe de don Manuel, que no quería reflexionar para no dudar de la existencia de Dios.
- En relación con Unamuno, refleja el enfrentamiento entre su corazón y su razón. En esa época ya solo estaba preocupado por el tema existencial.
- En relación con la G98, el tema existencial era uno de los dos temas fundamentales. Podemos ver la relación con Baroja, árbol de la vida y árbol de la ciencia, y con Azorín, el texto leído de acción frente a reflexión.

2.- RESUMEN.

D. Manuel prefería la acción a la reflexión y, sobre todo, a la reflexión inútil sobre las cosas que ya estaban hechas y que no se podían enmendar; por ello, Ángela deduce que un pensamiento lo atormentaba.
Por consiguiente, estaba siempre ocupado, escribiendo para los demás, ayudándolos en las faenas del campo e incluso sustituyendo a enfermos y a niños en sus labores.

3.- ESTRUCTURA.

a) Externa.

Pertenece a las secuencias iniciales de la novela, en concreto a la segunda, antes de que la narradora descubra el secreto de D. Manuel.

b) Interna.

Se puede dividir en dos partes:

La primera desde el principio a “perseguía”.
La segunda de “Así es que” hasta el final.

Esta división está apoyada en diferencias de contenido y división sintáctica en párrafos.

En cuanto a la primera parte, aunque lo hemos considerado un único bloque de contenido, podríamos a su vez distinguir dentro de él la idea principal, la tesis, que sería “su vida era activa, y no contemplativa” y, a continuación, la exposición de las causas, para terminar con una deducción de Ángela, que es un indicio sobre lo que va a suceder más adelante en la novela.
El hecho de que la tesis esté al principio y luego vengan las ejemplificaciones hace que la estructura se parezca a los textos argumentativos deductivos.

En la segunda parte, se expone la consecuencia “Así es que” y una serie de ejemplificaciones, resalta la última, pues se utiliza el estilo directo para actualizarla.


4.- COMENTARIO.

Estamos ante un texto predominantemente descriptivo (una descripción en el pasado, de ahí el uso del pretérito imperfecto) con pasajes narrativos y dialogados en el que la narradora, Ángela Carballino, cuyo nombre es simbólico, pues Ángela viene del griego “ággelos” que significa “mensajero”, describe en 1ª persona un aspecto del carácter del protagonista de la novela, don Manuel Bueno.
No se hace referencia en el texto al marco espacial y temporal; solo deducimos que se desarrolla en un pueblo, por la referencia a las labores del campo; aunque sabemos, por tratarse de esta obra, que el espacio es Valverde de Lucerna y el tiempo el del autor, en torno a 1931.

Como decíamos, todo el texto gira en torno al personaje de don Manuel, que es el protagonista. Empezando por su nombre, hemos de destacar su simbolismo, sea por el nombre “Manuel” (el Mesías) como el apellido “Bueno”, que destaca su bondad, como se puede ver en este texto, su bondad ayudando a los demás.

En este texto se describe su carácter, por lo tanto es una descripción moral o etopeya y del protagonista se destaca su carácter activo.

Ya en la primera línea nos encontramos con la tesis, la idea fundamental del texto: “era un hombre de acción y no de reflexión”. Ya en esta primera frase observamos el gusto de Unamuno por el contraste o antítesis, pues podría haber escrito simplemente “su vida era activa”. A continuación se explica la causa de su vida activa; se nos dice que buscaba ante todo actuar porque la reflexión le parecía el origen de todos los males, rechazaba la reflexión inútil, estéril, el darle vueltas a las cosas, frente a ello él desea actuar aceptando sus riesgos y responsabilidades (a lo hecho, pecho), creía que quien actúa tiene que ser responsable de sus actos y afrontar con decisión lo hecho, sin enmiendas ni remordimientos. Todo esto lo hace porque algún pensamiento lo atormenta, este es un indicio del secreto que nos confesará en la secuencia cuarta, que en el fondo no cree, pero finge creer para hacer que crean sus feligreses y así hacerlos felices.

Esta idea de que la acción, el instinto vital lleva a la felicidad y de que la reflexión, el saber, la ciencia conducen al sufrimiento y dolor es un tema tratado por otros autores noventayochistas.
Baroja, en su novela “El árbol de la ciencia” utiliza el árbol de la ciencia bíblico para representar el deseo de saber y el árbol de la vida, la voluntad, el instinto vital. En un pasaje Iturrioz dice a Andrés Hurtado que la ciencia ha de averiguar la cantidad de mentira que se necesita para la vida.
Asimismo, Azorín en pasaje de “La voluntad” se queja por haberse convertido en un hombre reflexión, desearía ser, en cambio, un hombre de acción, se considera un hombre perdido para la vida y lo achaca a los años de educación religiosa represora en un colegio de escolapios de Yecla.
Unamuno considera que la religión es un engaño que da la felicidad, formaría parte del árbol de la vida. Don Manuel refleja las contradicciones de Unamuno, su corazón le llevaba a la fe, pero su razón le impedía creer.

A continuación, nos habla de las consecuencias de ese enfoque vital, el trabajar continuamente, sobre todo por los demás, su altruismo. Aunque aquí está al servicio de la idea principal anteriormente citada, bien podría haber sido otro tema, la entrega del cura a sus feligreses, relacionado con la intención última de Ángela, lograr la beatificación del santo.
No escribe para sí (contraste) para no reflexionar sino que lo hace para ayudar a los demás, redactando solicitudes, cartas, etc. No nos ha de extrañar pues en aquella época gran parte de la población, y sobre todo la rural, era analfabeta.
También ayuda manualmente a los campesinos, colaborando con ellos en las labores del campo e incluso sustituyendo a algunos enfermos o como al niño del texto, un ejemplo que destaca de todos los demás, actualizándolo mediante el estilo directo. Es quizá también el ejemplo más emotivo, para ello se sirve del diminutivo “muertito de frío”.


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